viernes, 4 de noviembre de 2011

Conferencia de Ivonne Bordelois: Las palabras y la medicina



Entrevista

“La palabra es una primera instancia de curación”

Reproducimos una entrevista a Ivonne Bordelois realizada por IntraMed y ya publicada.

Las palabras, las personas, la comunicación

Es tan difícil detenerse a reflexionar sobre lo que nos resulta cotidiano. Estamos tan sumergidos en el vértigo de los días que las cosas nos pasan, veloces, como sombras a través de la ventanilla del tren. Hay personas capaces de hacerlo. Es una elección personal, una íntima decisión, ofrecernos el tiempo para escucharlas.

Habla en un tono sereno, segura de lo que dice pero sin una actitud enfática. Derrama su erudición con la ternura de quien no necesita apabullar a su interlocutor: “Cuándo dejaremos de preguntar: ¿Y Ud. cuántas lenguas habla?, para decir: ¿y Ud. cuántas lenguas escucha?”

Sabe que el lenguaje es sonoro, que esa dimensión es intensa y silenciada. Conoce la puerta secreta que introduce a la zona lúdica de la palabra. Pone la oreja en cada signo y escucha los sonidos del pasado que hablan, aunque no queramos oírlos. “Amor se vincula con mamar, de donde deriva mamá. Testigo, de testículo; familia era un conjunto de esclavos; soltero llega desde solitario”.

- Ivonne, ¿para qué sirve hablar? ¿Qué función cumplen las conversaciones cotidianas?

- Hablando se contrarrestan las fuerzas del discurso hegemónico que son muy fuertes. La propaganda, el discurso político, el discurso de la prensa, el discurso del consumismo es muy fuerte. Todo el día recibimos mandatos, emitidos desde fuentes anónimas o no anónimas, pero que no están bajo nuestro control. Entonces, este hablar nuestro, este que tenemos hoy usted y yo, el hablar cotidiano, es la manera en que -concientemente o no– nos resistimos o logramos sustraernos a la fuerza de estos mandatos.

- ¿Eso también vale para el ámbito de la medicina?

- Creo que en la medicina también ocurre que, por un lado está el discurso científico, el de los remedios que se compran y se venden, el de las patentes y, por otro, está el diálogo del médico con el paciente. Frente al médico especialista, el médico de cabecera (o sea, el médico tradicional) tiene la posibilidad de establecer un diálogo con su paciente que es diferente a la palabra del especialista, que le ve a uno la rodilla o la muela y no su historia como persona.

- ¿Cómo describiría Ud. la relación de la Medicina con la palabra?

- La palabra es una primera instancia de curación, ya que asegura la relación plena de confianza entre médico y paciente. La cura por la palabra está atestiguada en muchos relatos fundantes en nuestra cultura (como los episodios evangélicos) y en las culturas que nos rodean. No pueden desdeñarse estos testimonios como simples residuos míticos, ya que todos sabemos por experiencia cuán importantes son las palabras y el silencio del médico -que da valor a su palabra- a través del proceso curativo.

“Ustedes no se dan cuenta, pero son aterrorizadores”

¿Qué escuchamos los médicos? ¿Cuándo se detiene el flujo torrencial del discurso profesional para dar lugar a la escucha de quien nos habla? ¿De qué nos perdemos al sustituir conversaciones por tecnología?

- La medicina y la ciencia en general tienen una pretensión - tal vez absurda - de que las palabras sean precisas y no ambiguas ¿Qué piensa al respecto?

- Es una ilusión. Las palabras tienen muy diferentes estratos, vienen de distintas partes y, además, uno no puede hacer nada con el hecho de que se interpretan según el origen de la persona que escucha y según la disposición que tiene la persona a escuchar ciertas cosas y no otras. Así que la precisión total siempre es imposible.

- En realidad, la ciencia tiene la pretensión de reducir la ambigüedad y la polisemia del lenguaje al mínimo posible.

- Claro, desde el punto de vista científico, es importante porque en la medida en que se eliminan ambigüedades, también se eliminan posibilidades de error. Yo también vengo de la lingüística, que es una disciplina que quiere ser científica, y también tenemos muchas peleas al respecto. Uds. (los médicos) manejan un lenguaje alejado del vulgo, lo cual también es un resguardo de la jerarquía, de la autoridad que la medicina se adjudica a sí misma. Hablan con términos que vienen de raíces del griego, del latín, y que si se desmenuzaran en su sentido primo -que no es un sentido científico, sino que es un sentido lato, literal- tranquilizarían más a la gente. Me refiero, por ejemplo, a esos nombres de remedios que tienen 80 mil partículas y fragmentos...

- ¿Y esto qué genera en los pacientes?

- Ustedes no se dan cuenta, pero son aterrorizadores. Lo que uno siente como paciente es que le dicen palabras que no entiende. Le doy un ejemplo: una vez un familiar mío tuvo un problema de drogas. Fuimos a ver al psiquiatra que la atendía, quien hablaba de un desorden de personalidad. Yo le pregunté qué significaba eso, si podía ser histeria, esquizofrenia (porque para mí, desorden de personalidad significa cualquier perturbación). Entonces se puso furioso, dijo que para saber qué era desorden de personalidad había que asistir a su cátedra, en la Facultad de Medicina... Esto incrementó la angustia del grupo familiar. Le quiero decir que esta historia de que ustedes buscan la no-ambigüedad no me la creo. Lo que uno percibe del otro lado de la orilla es muy diferente.

- ¿Usted, piensa que la jerga profesional es una forma de resguardar un poder ilusorio?

- Claro, y también esa cosa que tienen los sacerdotes: la cosa mística, el misterio, la cosa hierática. “Usted no va a entrar en esto porque usted no es especialista, hay que ser un iniciado”. Esto representa la angustia que uno tiene como enfermo.

- Eso es paradójico, porque es bien sabido que la palabra tiene un efecto terapéutico, pero para eso tiene que ser comprendida…

- Claro, pero tiene que ser lo más transparente posible, provenir de una conversación lo más íntima posible, en la que el paciente no se sienta frente a un juez sino frente a un compañero que trata de sacarlo de la situación en que está.

- Los médicos hacemos una operación de traducción, descartamos lo que consideramos “ruido” y traducimos a un lenguaje muy pobre el pequeño residuo que creemos significativo.

- Bueno, naturalmente eligen el relato de aquello que conduce al diagnóstico...

- Pero, a veces, entre lo que elegimos no decir hay cuestiones más densas...

- En realidad, lo esencial sería estar atentos a los signos que puedan parecer más significativos, justamente porque son centrales. Pero, habitualmente, esos contenidos la persona que relata los ubica en el borde, en la periferia, quizás para evitar la confrontación.

El gran problema del mundo contemporáneo no es un problema del habla, sino de la escucha. Nosotros hemos desarrollado grandes capacidades, diferentes dialectos y una gran riqueza de vocabulario, pero no hemos desarrollado una equivalente capacidad de escucha: hay que saber escuchar mejor de lo que podemos escuchar en general.

“El mundo actual está lleno de seres humanos reducidos a su mitad”

Ivonne Bordelois describe muchas de las formas actuales de la esclavitud: el trabajo, la informática y el consumo. Pero también nos regala sus claves generosas para sustraernos al embrujo de lo brutal. Recuperar el placer y la conciencia crítica. Darnos un habla sensual y productiva que nos habilite el ingreso a mundos menos triviales.

- ¿Qué valor le asigna al silencio en la comunicación humana?

- El silencio es una condición del habla, es decir que no puede haber habla que no acompañe al silencio. Hay muchos componentes culturales y antropológicos que pautan el uso del silencio en una conversación.

- ¿Qué aspectos del uso actual del lenguaje le preocupan, o considera negativos?

- La degradación del lenguaje se produce a través de su drástica reducción, debida al avance imparable del discurso mediático, consistente solo en imágenes y mandatos orientados exclusivamente al consumo. Para este avance es esencial que el placer y la energía que produce la simple conversación humana vaya desapareciendo y que nos constituyamos consecuentemente en simples sujetos pasivos, sometidos a la pantalla de la TV o de Internet.

- ¿Qué dimensiones de la palabra quedan hoy clausuradas por el furor comunicandi?

- Cuando se suprimen los poderes y placeres conversacionales, desaparece también la noción de intimidad que va ligada al desenvolvimiento de la vida interior, esa suerte de diario permanente que desarrollamos dentro de nosotros mismos como un relato que nos va identificando a través del tiempo y que nos relaciona profundamente con aquellos que amamos. Este relato requiere palabras y matices para constituirse y para expresarse, y la incapacidad de alcanzar estos registros mutila gravemente la capacidad de madurez y expresión humana. Emerson decía: "El hombre es la mitad de sí mismo. La otra mitad es su expresión". El mundo actual está lleno de seres humanos reducidos a su mitad.

- ¿Qué puede decirnos acerca de las dimensiones sonora y placentera del lenguaje?

- Son las más eficaces cuando queremos reconstituir el poder de la palabra entre nosotros, y aparecen en particular cuando nos liberamos y entramos en la dimensión lúdica y poética del lenguaje. Como cuando prestamos el oído a las viejas y nuevas canciones que se han apoderado del corazón de las masas y que recuerdan o anuncian nuevas épocas estéticas y convivenciales.

- ¿Puede la palabra ser un instrumento de goce?

- El limitarnos a "usar" el lenguaje exclusivamente en su función informativa, ejecutiva, o bien dentro de las reglas estrictas del discurso científico o racionalista, alejado de toda metáfora, de todo vuelo imaginativo, nos aleja de la magia restauradora de la palabra, fuera de la esfera oficial. Hay un acto de fe en el lenguaje que nos libera de la carga de producir permanentemente enunciados adecuados y razonables y nos lleva a entregarnos gozosamente al ritmo mismo de la lengua, del mismo modo que los mejores bailarines se entregan a la música que los va llevando a los pasos más felices y logrados. Precisamente “la poesía es el baile del habla”, como decía el gran escritor mexicano Alfonso Reyes, y en este mundo parecería que nos estamos habituando a planchar demasiado...

“La palabra se comunica a sí misma, como decía Walter Benjamín”

El lenguaje es un testigo de la degradación de ciertos aspectos de la vida contemporánea, pero también el instrumento de la esperanza. Un madero para quien esté dispuesto a tomarlo, para rescatarnos de “esa forma bastarda y ciega del ser contemporáneo que es el bienestar”.

- ¿Y las “malas palabras”, Ivonne, para qué sirven?

- Son fundamentales. Cumplen una función catártica, descomprimen una situación y alejan la violencia. Pero en un momento en que su uso se banalhttp://www.blogger.com/img/blank.gifiza por un exceso de presencia en todos lados, esa función tan importante se degrada y, entonces, se acerca la respuesta violenta. Deberíamos cuidarlas. He observado que hoy, cuando un adolescente quiere insultar a otro, a falta de impacto con las malas palabras habituales, le dice: Sos un…¡gordo! Increíble, el poder de la discriminación en una cultura que privilegia el cuerpo. Ser gordo, entonces, es un insulto.

- Las palabras pertenecen a un momento de la historia…

- Desde ya. Antes, cuando uno noviaba con un muchacho, se decía que “hablaba con él” hoy se dice que se “sale con él”. ¿Cómo es eso? ¿Salir? Lo que uno quiere es “entrar”, entrar en su vida, en su historia, en su cama, en su cuerpo. Entonces se baila separado o solo, o en ambientes donde la palabra es imposible. ¿Habrá algún precio a pagar por todo esto?

Pueden ver el artículo en este enlace: http://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoID=73310&pagina=2

miércoles, 22 de junio de 2011

El orden del discurso


Michel Foucault. El orden del discurso. Traducción de Alberto González Moyano. Buenos aires: Tusquets Editores, Cuadernos Marginales. 4ºed. 1992.

“[...]existe un deseo de no tener que empezar, un deseo semejante de encontrarse ya desde el comienzo, al otro lado del discurso[...] A este deseo tan común la institución responde de manera irónica, dado que devuelve los comienzos solemnes, los rodea de un círculo de atención y de silencio y les impone, como queriendo distinguirlos desde lejos, unas formas ritualizadas.” (pp.9-10) La afirmación, mirada desde otro ángulo, sería contraria a lo expresado por BAJTIN, “El problema de los géneros discursivos.[1]

“[...] quizás esta institución y este deseo no son otra cosa que dos réplicas opuestas a una misma inquietud: inquietud con respecto a lo que es el discurso en su realidad material de cosa pronunciada o escrita; inquietud con respecto a esta existencia transitoria destinada sin duda a desaparecer, per según una duración que no nos pertenece, inquietud al sentir bajo esta actividad, no obstante cotidiana y gris; poderes y peligros difíciles de imaginar; [...]” (pp.10-11)

la hipótesis[2]: “[...] en toda sociedad la producción del discurso está a la vez controlada, seleccionada, redistribuida por un cierto número de procedimientos que tienen por función conjurar los poderes y peligros, dominar el acontecimiento aleatorio y esquivar su pesada y temible materialidad.

1) En una sociedad como la nuestra son bien conocidos los procedimientos de exclusión. El más evidente, y el más familiar también, es lo prohibido. Se sabe que no se tiene derecho a decirlo todo, que no se puede hablar de todo en cualquier circunstancia, que cualquiera, en fin, no puede hablar de cualquier cosa. Tabú del objeto, ritual de la circunstancia, derecho exclusivo o privilegiado del sujeto que habla[...]” (pp. 11-12)

“[...] las prohibiciones que recaen sobre él [el discurso], revelan muy pronto, rápidamente, su vinculación con el deseo y con el poder. Y esto no tiene nada de extraño: ya que el discurso –el psicoanálisis nos lo ha mostrado- no es simplemente lo que manifiesta (o encubre) el deseo: es también lo que es el objeto del deseo; y ya que –esto la historia no cesa de enseñárnoslo- el discurso no es simplemente aquello que traduce las luchas o los sistemas de dominación, sino aquello por lo que, y por medio de lo cual se lucha, aquel poder del que quiere uno adueñarse.” (pp. 12) BARTHES, Investigaciones retóricas I.[3]

“[...] otro principio de exclusión: no se trata ya de una prohibición sino de una separación y un rechazo. Pienso en la oposición razón y locura. Desde la más alejada Edad Media, el loco es aquél cuyo discurso no puede circular como el de los otros: llega a suceder que su palabra es considerada como nula y sin valor, no conteniendo ni verdad ni importancia, [...] suele ocurrir también que se le confiere, opuestamente a cualquier otra, extraños poderes, como el de enunciar una verdad oculta, el de predecir el porvenir[...] excluida o secretamente investida por la razón, en un sentido estricto, no existía. A través de sus palabras era como se reconocía la locura del loco;[...]” (pp. 13)

[...]actualmente [...] hemos llegado a sorprender, esta palabra del loco, incluso en lo que nosotros mismos articulamos, en ese minúsculo desgarrón por donde se nos escapa lo que decimos. Pero tantas consideraciones no prueban que la antigua separación ya no actúe; basta con pensar en todo el armazón [...] que permite al que sea –médico, psicoanalista- escuchar esa palabra y que permite al mismo tiempo al paciente manifestar, retener desesperadamente, sus pobres palabras;[...] (pp. 14)

“Quizás es un tanto aventurado considerar la oposición entre lo verdadero y lo falso[...]. Pero si uno [...] se plantea la cuestión de saber quién ha sido y cuál es constantemente, a través de nuestros discursos, esa voluntad de verdad que ha atravesado tantos siglos de nuestra historia, o cuál es en su forma general, el tipo de separación que rige nuestra voluntad de saber, es entonces, quizás, cuando se ve dibujarse algo así como un sistema de exclusión (sistema histórico, modificable, institucionalmente coactivo).” (15-16)

“[...] todavía, en los poetas griegos del siglo VI, [...] el discurso verdadero por el cual se tenía respeto y terror, aquél al que era necesario someterse porque reinaba, era el discurso pronunciado por quien tenía el derecho[...] decidía la justicia [...] no sólo anunciaba lo que iba a pasar, sino que contribuía a su realización.[...] un siglo más tarde, la verdad superior no residía más en lo que era el discurso o en lo que hacía, sino que residía en lo que decía: llegó un día en que la verdad se desplazó del acto ritualizado, eficaz, justo, de enunciación, hacia el enunciado mismo[...] las grandes mutaciones científicas quizás puedan a veces leerse como consecuencias de un descubrimiento, pero pueden leerse también como la aparición de formas nuevas de la voluntad de verdad. “ (pp.16-17) RORTY.

“[...] la voluntad de saber tuviera su propia historia, [...]: historia de los planes de objetos por conocer, historia de funciones y posiciones del sujeto conocedor, historia de las inversiones materiales, técnicas e instrumentales del conocimiento.

Pues la voluntad de verdad, como los otros sistemas de exclusión, se apoya en un soporte institucional [...] es acompañada también, más profundamente sin duda, por la forma que tiene el saber de ponerse en práctica en una sociedad, en la que es valorizado, distribuido, repartido y en cierta forma atribuido.

[...] esta voluntad de verdad basada en un soporte y una distribución institucional, tiende a ejercer sobre los otros discursos –hablo siempre de nuestra sociedad- una especie de presión y como un poder de coacción.” (pp. 17-18)

“De los tres grandes sistemas de exclusión que afectan al discurso, la palabra prohibida, la separación de la locura y la voluntad de verdad, es del tercero del que he hablado más extensamente. [...] no han cesado los primeros de derivar hacia él ...[que] intenta recuperarlos a su cargo, para modificarlos y a la vez fundamentarlos.” (pp. 19)

“si el discurso verdadero no es ya más, en efecto, desde los griegos, el que responde al deseo o el que ejerce el poder; en la voluntad de verdad, en la voluntad de decir, ese discurso verdadero ¿qué es por tanto lo que está en juego sino el deseo y el poder?” (pp. 20)

“Existen, evidentemente, otros muchos procedimientos de control y delimitación del discurso. Esos a los que he aludido antes se ejercen en cierta manera desde el exterior, funcionan como sistemas de exclusión, conciernen sin duda la parte del discurso que pone en juego el poder y el deseo.

2) Creo que se puede también aislar otro grupo. Procedimientos internos puesto que son los discursos mismos los que ejercen su propio control; procedimientos que juegan en tanto a título de principios de clasificación, de ordenación, de distribución, como si se tratase en este caso de dominar otra dimensión del discurso: aquella de lo que acontece y del azar.

En primer lugar, el comentario [...] cosas que han sido dichas una vez y que se conservan porque se sospecha que esconden algo como un secreto o una riqueza. [...] hay regularmente en las sociedades una especie de nivelación entre discursos: los discursos que “se dicen” en el curso de los días […] y que desaparecen en el acto mismo que los ha pronunciado; y los discursos que están en el origen de un cierto número de actos nuevos de palabras que los reanudan, los transforman o hablan de ellos[...] son dichos, permanecen dichos, y están todavía por decir. [...] el principio de un cierto desfase no deja de ponerse continuamente en juego [...] permite construir (e indefinidamente) nuevos discursos [...] decir por primera vez aquello que sin embargo había sido ya dicho. [...] El comentario conjura el azar del discurso al tenerlo en cuenta; [...] lo nuevo no está en lo que se dice sino en el acontecimeinto de su retorno.” (pp. 20-24) BAJTIN; BORGES, “Pierre Menard, autor del Quijote” ; GENETTE, Palimpsestos; SADE, la película reciente: la imagen del correr de las voces que llevan el texto a través de las paredes de la cárcel.

“Creo que existe otro principio de enrarecimiento de un discurso. Y hasta cierto punto es complementario del primero. Se refiere al autor. [...] como unidad y origen de sus significaciones, como foco de su coherencia. [...] no juega siempre la misma función.[...] en el orden del discurso científico, la atribución a un autor era, durante la Edad Media, un indicador de su veracidad. [...] esta función no ha cesado de oscurecerse [...] Por el contrario, en el orden del discurso literario, y a partir de esa misma fecha, la función del autor no ha cesado de reforzarse [...] se pide que el autor rinda cuenta de la unidad del texto que se pone a su nombre; [...]” (pp. 24-25) DORRA, “El deseo y la constitución de la obra”.

“El comentario limitaba el azar del discurso por medio del juego de una identidad que tendría la forma de la repetición y de lo mismo. El principio del autor limita ese mismo azar por el juego de una identidad que tiene la forma de la individualidad y del yo.” (p.27)

“Sería necesario reconocer también, en lo que se llama no las ciencias sino las <disciplinas>, otro principio de limitación [...] relativo y móvil. [...] La organización de las disciplinas se opone tanto al principio del comentario como al del autor. Al del autor porque una disciplina se define por un ámbito de objetos, un conjunto de métodos, un corpus de proposiciones consideradas como verdaderas, un juego de reglas y de definiciones, de técnicas y de instrumentos: todo esto constituye una especie de sistema anónimo a disposición de quien quiera servirse de él, sin que su sentido o si validez estén ligados a aquél que se ha concentrado en ser su inventor [...] en una disciplina, a diferencia del comentario, lo que se supone al comienzo, no es un sentido que debe ser descubierto de nuevo, ni una identidad que debe ser repetida; es lo que se requiere para la construcción de nuevos enunciados.” (p.27)

“[...] están construidas tanto sobre errores como sobre verdades, errores que no son residuos o cuerpos extraños, sino que ejercen funciones positivas y tienen una eficacia histórica y un appel frecuentemente inseparable del de las verdades” (p.29)

“La disciplina es un principio de control de la producción del discurso. [...]

Se tiene el hábito de ver en la fecundidad de un autor, en la multiplicidad de sus comentarios, en el desarrollo de una disciplina, como tantas otras fuentes infinitas para la creación de los discursos. Quizás, pero no por ello menos principios de coacción. Y es probable que no se pueda dar cuenta de su papel positivo y multiplicador, sino se toma en consideración su función restrictiva y coactiva. “ (pp. 31-32)

3) “Existe creo un tercer grupo de procedimientos que permiten el control de los discursos. No se trata esta vez de dominar los poderes que conllevan , ni de conjurar los azares de su aparición; se trata de determinar las condiciones de su utilización, de imponer a los individuos que los dicen un cierto número de reglas y no permitir de esta forma el acceso a ellos, a todo el mundo. Enrarecimientos, esta vez, de los sujetos que hablan; nadie entrará en el orden del discurso si no satisface ciertas exigencias o si no está, de entrada, calificado para hacerlo. [...] todas las regiones del discurso no están totalmente abiertas y penetrables; algunas están altamente defendidas [...] mientras que otras aparecen casi abiertas a todos los vientos y se ponen sin restricción previa a disposición de cualquier sujeto que hable. “ (p. 32)

“ El intercambio y la comunicación son figuras positivas que juegan en el interior de sistemas complejos de restricción; y, sin duda, no sabrían funcionar independientemente de éstos. La forma más superficial y más visible de estos sistemas de restricción la constituye lo que se puede reagrupar bajo el nombre de ritual; el ritual define la cualificación que deben poseer los individuos que hablan [...]; define los gestos, los comportamientos, las circunstancias, y todo el conjunto de signos que deben acompañar el discurso; fija finalmente la eficacia supuesta o impuesta a las palabras, su efecto sobre aquellos a los cuales se dirigen , los límites del valor coactivo. Los discursos religiosos, judiciales, terapéuticos, y en cierta parte también políticos, no (sic, seguramente el “no” sobra) son apenas disociables de esa puesta en escena de un ritual[...]” (pp.33-34)

“Un funcionamiento en parte diferente tienen las <sociedades de discursos>, cuyo cometido es conservar o producir discursos, pero para hacerlos circular en un espacio cerrado, distribuyéndolos nada más que según reglas estrictas y sin que los detentadores sean desposeídos de la función de distribución. Un modelo arcaico nos viene sugerido por esos grupos de rapsodas[...].HAUSER Historia social de la literatura y el arte explica cómo funcionaban.

Claro que ya apenas quedan semejantes , con ese juego ambiguo del secreto y de la divulgación. Pero nadie se engañe; incluso en el orden del discurso publicado y libre de todo ritual, todavía se ejercen formas de apropiación del secreto y de la no intercambiabilidad. [...] el personaje del escritor[...] el secreto técnico o científico[...], el discurso médico; piénsese en aquellos que se han apropiado del discurso económico o político.” (pp.33-36).

“En apariencia [en las doctrinas] , la sola condición requerida es el reconocimiento de la mismas verdades y la aceptación de una cierta regla [...] si no fuera más que esto las doctrinas no serían hasta tal punto diferentes de las disciplinas científicas, y el control discursivo versaría solamente sobre la forma o el contenido del enunciado, no sobre el sujeto que habla. Ahora bien, la dependencia doctrinal denuncia a la vez el enunciado y el sujeto que habla[...] la herejía y la ortodoxia no responden a una exageración fanática de los mecanismos doctrinales; les incumben fundamentalmente.[...]

La doctrina vincula los individuos a ciertos tipos de enunciación y como consecuencia les prohíbe cualquier otro; pero se sirve, en reciprocidad, de ciertos tipos de enunciación para vincular a los individuos entre ellos, y diferenciarlos por ello mismo de los otros restantes. La doctrina efectúa una doble sumisión: la de los sujetos que hablan a los discursos, y la de los discursos al grupo, cuando menos virtual, de los individuos que hablan.” (pp.36-37)

“Finalmente, en una escala más amplia, se hace necesario reconocer grandes hendiduras en lo que podría llamarse la adecuación social del discurso.[...] Todo sistema de educación es una forma política de mantener o de modificar la adecuación de los discursos, con los saberes y los poderes que implican.[...] es muy abstracto separar, como acabo de hacer, los rituales del habla, las sociedades de discursos, los grupos doctrinales y las adecuaciones sociales.[...] unos se vinculan con otros[...]” (p. 38)

“Me pregunto si un cierto número de temas de la filososfía no surgieron para responder a estos juegos de las limitaciones y de las exclusiones, y quizá también para reforzarlos.” (p38)

“[...] parece que el pensamiento occidental haya velado para que en el discurso haya el menor espacio posible entre el pensamiento y el habla; parece que haya velado para que discurrir aparezca únicamente como una cierta aportación entre pensar y hablar; de eso resultaría un pensamiento revestido de sus signos y hecho visible por las palabras, o inversamente, de eso resultarían las mismas estructuras de la lengua utilizadas y produciendo un efecto de sentido.[...]antigua elisión de la realidad del discurso en el pensamiento filosófico[...] pudiera darse que el tema del sujeto fundador permitiese elidir la realidad del discurso[...] es él quien, atravesando el espesor o la inercia de las cosas vacías, recupera de nuevo, en la intuición, el sentido que allí se encontraba depositado[...]

El tema que está frente a este, el tema de la experiencia originaria[...] Las cosas murmuran ya un sentido que nuestro lenguaje no tiene más que hacer brotar; y este lenguaje, desde su más rudimentario proyecto, nos hablaba ya de un ser del que él es como la nervadura.

El tema de la mediación universal es todavía, creo, una forma de elidir la realidad del discurso.

Bien sea pues en una filosofía del sujeto fundador, en una filosofía de la experiencia original o en una filosofía de la mediación universal, el discurso no es nada más que un juego, de escritura en el primer caso, de lectura en el segundo, de intercambio en el tercero; y ese intercambio, esa lectura, esa escritura no ponen nunca nada más en juego que los signos. El discurso se anula así, en su realidad, situándose en el orden del significante.” (pp.39-42)

“Hay sin duda en nuestra sociedad, [...] una especie de sordo temor [...] contra esa masa de cosas dichas, contra la aparición de todos esos enunciados, contra todo lo que puede haber allí de violento, de discontinuo, de batallador, y también de desorden y de peligroso, contra ese murmullo incesante y desordenado del discurso[...] si se quiere analizarlo[...] es necesario[...] poner en duda nuestra voluntad de verdad; restituir al discurso su carácter de acontecimiento; levantar finalmente la soberbia del significante.” (pp.42-43)

“[...]exigencias metodologicas que traen consigo.

1. Primeramente, un principio de trastocamiento[...]en esas figuras que parecen jugar una función positiva, como la del autor, la disciplina, la voluntad de verdad, se hace necesario, antes bien, reconocer el juego negativo de un corte y de un enrarecimiento del discurso.

2. [...] una vez que se ha cesado de considerarlos como instancia fundamental y creadora [...] se hace necesario recurrir a un principio de discontinuidad: [...] los discursos deben ser tratados como prácticas discontinuas que se cruzan, a veces yuxtaponen, pero que también se ignoran o se excluyen.

3. Un principio de especificidad: no resolver el discurso en un juego de significaciones previas, no imaginarse que el mundo vuelve hacia nosotros una cara legible que no tendríamos más que descifrar; él no es cómplice de nuestro conocimiento; no hay providencia prediscursiva que le disponga a nuestro favor. Es necesario concebir el discurso como una violencia que hacemos a las cosas, en todo caso como una práctica que les imponemos;[...]

4. Cuarta regla, la de la exterioridad: no ir del discurso hacia su núcleo interior y oculto; hacia el corazón de un pensamiento o de una significación que se manifestarían en él; sino a partir del discurso mismo, de su aparición y de su regularidad, ir hacia sus condiciones externas de posibilidad, hacia lo que da motivo a la serie aleatoria de esos acontecimientos y que fija los límites. PARRET, De la semiótica a la estética (Creo que aquí coincidiría con la definición de discurso de Parret en tanto texto contextualizado, de este modo, el estudio de la exterioridad podría identificarse con el estudio de la instancia enunciativa)

Cuatro nociones deben servir pues de principio regulador en el análisis: la del acontecimiento, la de la serie, la de la regularidad y la de la condición de posibilidad. Se oponen como se ve término a término: el acontecimiento a la creación, la serie a la unidad, la regularidad a la originalidad y la condición de posibilidad a la significación. Estas cuatro últimas nociones (significación, originalidad, unidad, creación) han, de una manera bastante general, dominado la historia tradicional de las ideas, de donde, de común acuerdo, se buscaba el punto de la creación, la unidad de la obra, de una época o de un tema, la marca de la originalidad individual y el tesoror indefinido de las significaciones dispersas. (pp.43- 45). KRISTEVA (Creo que el concepto de condición de posibilidad se articularía bien con el concepto de significancia que acuña Julia Kristeva).

“Se considera contribución de la historia contemporánea el haber retirado los privilegios acordados anteriormente al acontecimiento singular y haber hecho aparecer las estructuras que se extienden sobre un amplio margen de tiempo.[...]no pienso que haya como una razón inversa entre localización del acontecimiento y el análisis que se extiende sobre un amplio margen de tiempo[...] La historia, tal como se practica actualmente, no se aleja de los acontecimientos, extiende por el contrario su campo sin cesar; descubre sin cesar nuevas capas, más superficiales o más profundas[...] Pero lo importante es que la historia no considere un acontecimiento sin definir la serie de la que forma parte, sin especificar la forma de análisis de la que depende, sin intentar conocer la regularidad de los fenómenos[...] Claro está que la historia [...] no busca ya comprender los acontecimientos por un juego de causas y efectos en la unidad informe de un gran devenir[...]. Es para establecer series diversas entrecruzadas, a menudo divergentes, pero no autónomas, que permiten circunscribir el <> del acontecimiento, los márgenes de su azar, las condiciones de su aparición.” (pp.45-47) RANCIERE, Los nombres de la historia[4].

“Las nociones fundamentales [...] Son las del acontecimiento y de la serie, con el juego de nociones que les están relacionadas; regularidad, azar, discontinuidad, dependencia, transformación[...] este análisis plantea problemas [...] si los discursos deben tratarse primeramente como conjuntos de acontecimientos discursivos, ¿qué estatuto es necesario conceder a esta noción de acontecimiento que tan raramente fue tomada en consideración por los filósofos? [...] ¿qué estatuto es necesario dar a ese discontinuo? [...] se trata de cesuras que rompen el instante y dispersan el sujeto en una pluralidad de posibles posiciones y funciones. [...] Es necesario aceptar la introducción del azar como categoría en la producción de los acontecimientos. [...]tratar [...] los discursos como series regulares y distintas de acontecimientos [...] permite introducir en la raíz del pensamiento, el azar, el discontinuo y la materialidad (p.47-49)

“Siguiendo estos principios[...] los análisis que me propongo hacer se disponen según dos conjuntos. Por una parte el conjunto <> que utiliza el principio de trastocamiento: pretende cercar las formas de exclusión, de delimitación, de apropiación [...] Por otra parte, el conjunto <> que utiliza los otros tres principios.[...] La parte crítica del análisis se refiere a los sistemas de desarrollo del discurso; intenta señalar, cercar, esos principios de libramiento, de exclusión, de rareza del discurso.[...] la parte genealógica se refiere por el contrario a las series de la formación efectiva del discurso: intenta captarlo en su poder de afiramción[...] el poder de constituir dominios de objetos, a propósito de los cuales se podría (sic) afirmar o negar proposiciones verdaderas o falsas


[1] En su Estética de la creación verbal. “[...] todo hablante es un contestatario, en menor o mayor medida: él no es un primer hablante, quien haya interrumpido por primera vez el eterno silencio del universo, y él no únicamente presupone la existencia del sistema de la lengua que utiliza, sino que cuenta con la presencia de ciertos enunciados anteriores, suyos y ajenos, con las (sic) cuales su enunciadodeterminado establece toda clase de relaciones (se apoya en ellos, problemiza (sic) con ellos, o simplemente los supone conocidos por su oyente.) Todo enunciado es un eslabón en la cadena, muy complejamente organizada, de otros enunciados.”(258).

[2] Las negritas y los cambios en el tamaño de letra son míos.

[3] “La retórica nació de los procesos a la propiedad. Hacia el año 485 a.C. dos tiranos sicilianos, Gelon y Hieron decretaron deportaciones, traslados de población y expropiaciones para poblar Siracusa y adjudicar lotes a los mercenarios; cuando fueron destituidos por un levantamiento democrático y se quiso volver al ante quo, hubo innumerables procesos pues los derechos de la propiedad estaban confusos. Estos procesos eran de un tipo nuevo: movilizaban grandes jurados populares ante los cuales, para convencer había que ser “elocuente”. Esta elocuencia que participaba a la vez de la democracia y de la demagogia, de lo judicial y de lo político (lo que luego se llamó lo deliberativo), se constituyó rápidamente en objeto de enseñanza. (p.12)

[4] Creo que Rancière es un autor que permitiría una buena articulación:

“No hablar del asunto. Hablar para explicar que no hay lugar para contar aquello que no tiene ya valor de acontecimiento significativo. Relatar este acontecimiento que es un no acontecimiento fuera del lugar en que habría debido ocurrir: desplazar un acontecimiento, colocarlo al final, en el borde del blanco que separa el libro de su conclusión, transformarlo en su propia metáfora. La muerte de... metaforiza la muerte rey muerto en su trono: el rey muerto con el que culmina el relato no es un rey en su lecho de muerte. Es un rey instalado en su trono o sentado a su escritorio. Es allí donde está metafóricamente muerto.

La tercera persona del relato: ausencia de persona. Si yo no narro, narro de quien no está. Cara a cara del historiador presente y el rey muerto. (Y más adelante leemos:) Todo acontecimiento, en los seres hablantes, está ligado a un exceso de la palabra bajo forma de un desplazamiento del decir : una apropiación “ fuera de verdad “ de la palabra del otro que la hace significar de otro modo que hace resonar en la vida cotidiana el lenguaje de las bellas letras.. Lo re-dicho, lo dicho fuera de contexto, fuera de lugar. “

“No cuenta el contenido del relato sino el sentido de su contenido. Deja abolido todo marcamiento temporal para absolutizar , en la frase nominal, el sentido del acontecimiento : efecto todo verdad : desaparecen las distinciones de tiempos, de modo, de persona que ponen a la verdad en cuestión relativizando el acontecimiento o la posición del narrador.

El juego de lo oculto y lo visible distancia entre esa doble ignorancia. Solo hay ciencia en lo oculto. Detrás de las palabras jamás hay sino palabras, ausencia que la literatura disimula. El juego de la letra agazapada asegura que las palabras jamás son “solo palabras”. No hay palabras sin cuerpo. Puesta en reserva de la palabra y un desplazamiento de su cuerpo. Puesta en reserva de la palabra : solo ellas _las madres cuya voz se ha perdido_ podrían decirlo. El condicional sitúa la queja de las madres _esa queja que la poesía de hecho no ha ceado de imitar_ en el orden de lo inimitable. La única que podría decir el dolor está ausente, muda. Ubicado bajo el signo de lo inimitable, el contenido de la narración recibe su marca de lo verdadero. EL sujeto que no se puede imitar se vuelve el garante de lo verdadero, testigo de que una palabra tuvo lugar, de que se expresó un sentido, mudo en lo sucesivo”.




miércoles, 27 de abril de 2011

Premio de la Feria para Hebe Uhart





Una escritora secreta
26/04/11
IMÁGENES

Hebe Uhart


Feria del Libro
Hebe Uhart no parece muy de acuerdo con recibir el Premio Fundación El Libro al Mejor Libro Argentino de Creación Literaria. “¿Qué significa el premio? Qué difícil. Significa que ya me parece demasiado reconocimiento. Me parece un poco mucho y desmedido”, dice –modesta– ante la consulta de Clarín .
El premio, dotado con estatuilla para la editorial y 5 mil pesos para la autora, se lo ganó por su libro Relatos reunidos . El libro publicado en 2010 por Alfaguara cuenta con un prólogo de Graciela Speranza. Uhart publica desde hace años en prestigiosas editoriales como Adriana Hildago y Mondadori, pero publicar en Alfaguara le valió más espacios, lectores y reconocimiento. Ella, igual, lo relativiza. “Puede ser que una editorial movilice más. De todos modos, es un fenómeno que se va a dando a lo largo del tiempo”, insiste.
Nacida en Moreno, Uhart se graduó en Filosofía en la UBA y ejerció la docencia tanto en la escuela secundaria como en la universidad. Su vida transcurre desde hace años entre su ficción, sus colaboraciones periodísticas y sus talleres literarios. Dueña de una mirada íntima y subjetiva, su prosa fue elogiada públicamente por Fogwill, el desaparecido Haroldo Conti y Elvio Gandolfo, entre muchos otros.
El premio revaloriza un género a veces olvidado por los editores, siempre propensos a la irrefutable excusa de las estadísticas. “No venden”, suelen decir. Pero Hebe no está de acuerdo. “La gente lee cuentos. Yo tengo talleres y los alumnos vienen con cuentos leídos. No creo que sea tanta verdad que no se lean”, asegura.
El jurado del premio anual estuvo presidido por Mario Goloboff e integrado por Graciela Aráoz, Silvina Friera, Cristina Mucci, Susana Reinoso, Canela, Juan Bertazza, Maximiliano Tomas, Osvaldo Quiroga, Guillermo Piro y Máximo Soto, entre otros.
La entrega oficial del premio –la única participación que Uhart tiene prevista para esta Feria– será el próximo miércoles 4 de mayo, a las 18, en la Sala Roberto Arlt.
En años anteriores recibieron el premio Diana Bellessi, David Viñas y Hugo Padeletti.
enviar imprimir compartir: Texto:
Tamaño de texto original
más
menos

sábado, 23 de abril de 2011

FERIA ENTREVISTA A LA ESCRITORA MEXICANA MARGO GLANTZ






“Me preocupa el cuerpo en todos sus contextos”
La notable autora, de la que se ha publicado recientemente su obra reunida, subraya que su obsesión ha sido siempre “el cuerpo erótico, el cuerpo violentado”. Sus textos, ajenos a toda complacencia estética, desarticulan cualquier frontera genérica.







Por Silvina Friera
Los “engendros” magistrales de la escritora mexicana, la mujer que se obsesiona con el cuerpo –los pelos, el pie o los dientes–, desarticulan fronteras genéricas. Su literatura, bellamente fragmentaria, elusiva a la clasificación que fosiliza muchas veces las interpretaciones, obligaría a inventar un género en sí mismo: el género Margo Glantz. Aunque tal vez, una vez permitido el artilugio “teórico”, seguramente ella, una hormiguita viajera que a los 81 años sigue desplazándose de un continente a otro como si tuviera 20, se las arreglaría para superar esta etiqueta. Para que envejezca tan rápidamente como se la proclama. En el prólogo a su Obra reunida (Fondo de Cultura Económica), Glantz plantea que hablar sobre su propia escritura es “difícil”. Lejos de la reticencia que supondría esta confesión, la autora de Las genealogías y Saña, entre tantísimos textos, cultiva una oralidad deliciosa, labrada con su excepcional sentido del humor, a la hora de entregarse a repasar su vida y sus libros. Lo podrán comprobar quienes asistan hoy a la 37ª edición de la Feria del Libro. En la sala Roberto Arlt, a las 19, la escritora mexicana dialogará con la poeta Tamara Kamenszain.

“Una sutil trenza dorada –para empezar con una metáfora cercana a su poética– recorre los textos que Glantz ha venido escribiendo por lo menos desde los años setenta –subraya la crítica argentina Celina Mazzoni–; podría decirse de ellos que constituyen un texto único aunque no en un sentido próximo al que fue adjudicado tradicionalmente al modelo balzaciano.” Carlos Monsiváis ha dicho que la escritora mexicana “ha creído en el placer inagotable del texto”. Glantz deslumbra con esa trenza dorada, íntima, profunda y fresca, que se alimenta de sí misma. “No sé si es una escritura fresca, eso depende de la lectura; la reviso tanto que acaba dándome náusea: deja de ser fresca. Es una saturación, en última instancia, que me sorprende a mí misma. Quizá me sorprende que pueda escribir; siempre pensé que iba a escribir pero que iba a dejarlo para más tarde. Empecé a escribir bastante tarde, y sin embargo fue algo completamente natural que no sé si me sorprende todavía”, dice Glantz a Página/12.

–¿Por qué postergó tanto la escritura?

–Lo que escribía no funcionaba dentro de las estructuras tradicionales. Un profesor al que le llevaba mis textos me dijo: “Escribes bien, pero todo parece perlas sueltas, falta hilvanarlas”. Me quedé con la idea de que eran cosas muy aisladas que no tenían asidero. Luego me di cuenta de que ese era el sentido de mi escritura, trabajar los fragmentos y darles formas, junto con otros fragmentos que aparentemente no tenían ninguna conexión. Trabajo coleccionando cosas, pequeñísimas a veces, que son obsesiones mías y que aparentemente no tienen ninguna relación. En un momento dado, ese conjunto de pequeñas frases o de pequeños textos que voy escribiendo van teniendo una relación oculta, misteriosa entre sí, que ni yo misma sé exactamente qué es, pero que de última instancia acaba conformando una textualidad.

Las genealogías, publicado en el país por Bajo La Luna, fue un libro que se inició como folletín. “Yo tenía una columna en el periódico unomásuno y publiqué un texto sobre un acontecimiento familiar complicado –recuerda Glantz–. A la gente le interesó mucho, y me pidieron que siguiera escribiendo sobre esos temas. Y decidí que iba a entrevistar a mis padres para hacer pequeños textos y poco a poco se fue organizando un libro. Y mi vida también. Porque me di cuenta de que empezaba a conocer a mis padres, su pasado en Ucrania, en la Unión Soviética, de dónde venían ellos, qué tipo de mundo conocieron que yo desconocía, qué significado tenía que yo hubiera nacido en México.”

–En Las genealogías cuenta que a veces su padre corregía la infancia de su madre. ¿Corrigió los recuerdos compartidos, aquellos en los que usted ya era testigo?

–Yo transcribí las grabaciones; era evidente que era necesario reestructurarlas, darles un hilo conductor, porque si no perdían todo sentido; eran textos que necesitaban organizarse para que tuvieran un significado más completo. Muchas veces agregaba cosas que pensaba que ellos pensaban. Así que en ese sentido, quizás corregí la memoria de mis padres.

–En ese libro recuerda también el azar que hizo que un barco holandés con sus padres a bordo llegara a México, cuando en realidad el destino final era Estados Unidos. ¿Qué impacto tuvo esta cuestión del azar?

–Ese azar rige todas las migraciones, porque la gente que migra probablemente tenga un destino definido, pero ese destino puede cambiar a lo largo del trayecto. En el caso de mis padres, podrían haber llegado a los Estados Unidos, porque mi padre –que tenía familia en Filadelfia– recibió dinero para irse con mi madre y dos hermanas de mi padre, para que tomaran un barco rumbo a Filadelfia. En el trayecto, un poquito antes de que iniciaran el viaje, se decretó una ley que ponía una cota para los inmigrantes en Estados Unidos: sólo los padres podían entrar. Cuando mis padres tomaron el barco, sabían que se dirigía a América latina, que pasaría por Cuba y Veracruz (México). Al llegar a Cuba, advirtieron que si les daban diez dólares más podrían llegar a México; entonces el capitán del barco les dio diez dólares y yo nací en México (risas). Yo conocí a la familia materna en el año ’81, poquísimo antes de terminar el libro, porque decidí que no podía terminar Las genealogías si no conocía la tierra donde habían nacido mis padres, ver un poco el paisaje, escuchar el idioma, sentir la comida, los olores. Corroboré que las famosas estepas de las que hablaba mi padre, que era poeta, no tenían nada que ver con las estepas que me imaginaba. Yo fui la única que me atreví a ir a la Unión Soviética y conocer a mis primos hermanos.

Como acostumbra, Glantz evoca ese encuentro con la punta de lanza de su exquisita ironía, que le permite exprimir sonrisas y carcajadas donde abundan las lágrimas. “Cuando llegué a Odessa, me alojé en un hotel que estaba en la calle Lenin, pero mis primos vivían en la calle Marx. Llegué, toqué el timbre y me abrió la puerta una señora. Yo no hablaba ruso, hablaba muy mal idish, y le dije en español: ‘Mi, Margo Glantz’. Nos besamos, nos abrazamos; me llevó a la casa, que era muy pequeña, muy precaria. Tenía una mesa en la sala y debajo de un vidrio estaban las fotografías de mi hermana mayor y la mía. Somos cuatro hermanas; las dos menores no merecieron tener una vitrina en la casa de mi prima. Pero yo me vi en esa foto, cuando tenía cuatro o cinco años, con la cabeza llena de rulos. Me emocioné mucho; las dos nos pusimos a llorar. Eso fue una unión de lágrimas.”

–Ha confesado que es una gran llorona, ¿no?

–Ahora ya no lloro, pero lloré mucho de chica. Mi padre decía que había nacido en un campo de cebollas (risas). Pero luego la vida me endureció.

“A mí nunca me gustó mi nombre –se lee en Las genealogías–. Abundan las Margaritas en la literatura nacional como lo demostró muy bien Gabriel Zaid: Margarita Gautier, Margarita Ledesma, Margarita está linda la mar...Margarita Glantz, Margarita (...) Tarareo la letra del tango: ‘Ya no sos mi Margarita, ahora te llamás Margó’ (...). Además, cuando me dicen Margarita siento que sigue el regaño, también la lenta y progresiva mutilación de los pétalos, y la monótona letanía de si me quiere mucho, poquito, nada, y vuelta a empezar”. Glantz vivió su infancia en un barrio pobre de la ciudad de México. Su padre, un poeta en lengua idish, tenía una zapatería. Cuatro hermanas dormían en una única habitación. “Para poder sobrevivir leía muchísimo a Julio Verne o a Alejandro Dumas y escuchaba tangos. Rosita Quiroga, por ejemplo, era mi adoración. Esa canción maravillosa, ‘Negro mío... tarde comprendí tu inmenso amor...’; desde los diez años la llevo en mi corazón”, reconoce la escritora.

–El viaje es muy importante tanto en su vida como en su literatura. Alguien que viaja constantemente, ¿cómo compatibiliza ese moverse con escribir, cuando la escritura se supone requiere reposo, quietud, estar en un lugar?

–A veces estoy en mi casa (risas). Tengo una cualidad muy grande y es que cuando viajo escribo. En mis viajes, todos mis compañeros lo primero que hacen frente a un lugar, no importa cuál sea y en dónde sea, es sacar una cámara. Casi no ven los lugares por sacar fotos. Lo que siempre hago es escribir diarios. Y esos cuadernos de viaje sirven para una escritura más organizada. Trato de transcribir esas anotaciones lo más pronto posible, porque mi caligrafía es tan mala que a veces no entiendo lo que escribo. Otra cosa que ha sido un asidero es la colaboración periódica en los diarios, que me obliga a escribir. Por más que esté en movimiento, me detengo un momento y me dedico una mañana a pasar mis notas. Esto me ha permitido combinar el estatismo con el dinamismo de una manera mucho más coherente.

–¿Cómo explicaría esa obsesión que tiene con el cuerpo?

–Siempre he tenido interés por el cuerpo erótico, el cuerpo violentado. He sido profesora en la universidad por más de cincuenta años, y uno de los temas que me ha preocupado es el cuerpo en todos sus contextos: el cuerpo erótico y el cuerpo enfermo, el cuerpo fragmentado. He trabajado mucho a Sor Juana Inés de la Cruz y a las monjas de su entorno. El cuerpo femenino en los conventos es sometido a un intenso trabajo de deconstrucción, de violencia, para que ese cuerpo se convierta en un cuerpo santo, hasta perder todas las características de lo femenino, porque se pierde hasta la menstruación por las flagelaciones. Después de que han acabado con su cuerpo, pueden empezar a ser místicas. Ese tipo de relación entre la mística y la ascética y los ejercicios corporales que las monjas hacían las obligaba a concentrarse en el cuerpo y encarnizarse contra él.

–¿Quizá le interesó tanto el cuerpo porque no había sido trabajado literariamente?

–Creo que sí ha sido trabajado, pero el cuerpo femenino era un cuerpo objeto. Trabajé muchos escritores, Flaubert, Balzac, Stendhal, para los cuales el cuerpo femenino era el territorio de la ficción. Cómo se veía ese cuerpo, cómo se atendía, cómo se escribía, cómo se fragmentaba, fue uno de los objetivos principales en mi docencia. Es un tema que me obsesiona profundamente; a medida que fui fragmentando el cuerpo, lo fui destazando en mi propia literatura. Tengo textos en donde el pelo es el protagonista; en otros los senos, los pies. Ahora estoy escribiendo un libro sobre los dientes. ¿Por qué esa obsesión con el cuerpo, con la fragmentación del cuerpo? No lo sé explicar muy bien.

–¿Cómo fue su ingreso a la Academia de la Lengua Mexicana? ¿Es un ámbito que sigue mirando con cierta desconfianza su literatura?

–Sí, creo que la sigue mirando con desconfianza. Cuando entré a la Academia, al poco tiempo salió Apariciones, un libro erótico en donde la sexualidad está trabajada de una manera muy descarnada, y el presidente de la Academia me dijo: “Margo, ¿por qué escribes esas cosas tan feas, tú que eres una muchacha tan buena?” (risas). Estar en la Academia es un honor, pero también un aburrimiento.

–¿Qué es lo que la aburre?

–La Academia es como una morgue. Cuando llegué había una cantidad de gente que se iba muriendo, entonces creía que me iba a morir pronto. No sé si me produce terror o aburrimiento... Aburrimiento por la cantidad de muertos; terror porque voy a ser la próxima (risas). Soy muy poco académica.

viernes, 15 de abril de 2011

Clases de Teoría y Crítica Literaria II: quiero que me cuenten las aventuras de sus almas



En la clase pasada, el 12 de abril:

La clase del 11/0
4 Comenzamos debatiendo el artículo de BORIS EICHENBAUM (http://en.wikipedia.org/wiki/Boris_Eikhenbaum y http://www.humanas.unal.edu.co/img/Nuevo/literatura_teoria_historia_critica/6/6_trad_1.pdf ) en el cual sintetiza las ideas de los formalistas. A partir de las consultas y cuestionamientos del profesor Paez, se hizo una comparación entre la división del texto en contenido y forma contra la cual avanza el formalismo y la mirada de una filosofía que separa al hombre en cuerpo y alma.

Para la próxima clase seguimos debatiendo el formalismo ruso

El trabajo de este año


Según Anatole France: "El buen crítico nos cuenta las aventuras de su alma a través de una obra maestra". No olviden la tarea que tienen: escribir en sus bitácoras de lectura todo lo que piensen, asocien, sientan, como dice Barthes en su Crítica y verdad (reseñado en el Panorama del desarrollo... en este mismo blog): "Hacer una segunda escritura con la primera escritura de la obra es abrir el camino a márgenes imprevisibles, suscitar el juego infinito de los espejos..." porque "Leer es desear la obra...Pasar de la lectura a la crítica es cambiar de deseo, es desear, no ya la obra, sino su propio lenguaje...es remitir la obra al deseo de la escritura, de la cual había salido. Así da vueltas la palabra en torno del libro: leer, escribir: de un deseo al otro va toda la literatura".

La idea, ya lo saben, es que todos comiencen a escribir un cuaderno en el que vayan redactando en detalle aquellas reflexiones sueltas que se les ocurran mientras leen/ leemos los textos. Aquellas notas en el margen hechas al pasar se vuelcan luego en un cuaderno personal. Lo que piensan, lo que sienten, con qué establecieron relaciones (otros textos, anécdotas, sucesos personales, una película, una foto). Se trata de ir escribiendo semana a semana una suerte de diario personal de las lecturas que vamos haciendo en clase. Luego el trabajo seguirá en sucesivas elaboraciones de ese material. ¿Cómo seguirá? esperen. A su tiempo van a descubrirlo.

Las clases de Teoría y crítica literaria en el segundo año




El 14 de abril de 2011, analizamos el cuento "Emma Zunz" para recorrer dos relatos diferentes: el narrado y el de la narración. Este narrador fugaz que aparece por momentos detrás de de una primera persona del plural como una suerte de testigo de las voces que alguna vez retuvieron esa historia, una especie de investigador y rastreador de una crónica a la cual le faltan datos. Por momentos sabe, por momentos imagina para reconstruir. La historia del narrador y de su narratario va por debajo de la historia de Emma Zunz y su venganza.

Por la tarde analizamos el cuento de Cortázar "Usted se tendió a mi tu lado" para observar un doble narratario-personaje.
Leímos "No se culpe a nadie" que analizaremos el jueves 28. Recuerden traer las cartillas o lo que deseen analizar en clase.
Felices Pascuas a los creyentes y buen descanso para todos.


Recordamos las primeras clases:






7/04 En esta clase analizamos varios poemas de Oliverio Girondo, unas estrofas del Martín Fierro que remiten a los cantares de gesta, dos cuentos de Cortázar: "Continuidad de los parques" y "La noche boca arriba".

A través de estas lecturas estuvimos trabajando el tema del narrador y el narratario, el sujeto lírico, la voz y la mirada y los aspectos que nos pueden guiar en el análisis y la interpretación del texto literario como los aspectos visuales del poema, las estrofas, los versos, los elementos que marcan el ritmo.
No olviden ir leyendo la bibliografía obligatoria del programa Por el momento hicimos referencia a los textos de Poe, Filinich, Barthes y Tacca.

del 24 al 31 de marzo: Durante los primeros módulos de T y C en el segundo año, todos estuvieron recordando y contando sus primeras experiencias con los libros. De qué manera la lectura los había ido atrapando. La voz del padre a través de la lectura de un cuento infantil, la recuperación de la infancia, el refugio para huir de los problemas familiares, la censura de los mayores, el desafío de algo que se presentaba como misterioso, la voz de un hermano que recita versos oscuros que producen temor y placer al mismo tiempo.
Lo prohibido, lo oscuro, lo difícil, la muerte, lo perdido, la falta. A veces, hasta lo obligatorio.
Nada de lo relatado se parece mucho a las condiciones que alguna pedagogía trasnochada pretende imponer en las escuelas.
Las historias narradas nos remiten más bien a la Poética de Aristóteles, a la catársis que producen el horror y la piedad.
Alguien recordó una rima sombría de Becquer, "Cerraron sus ojos" (pueden escucharla aquí: http://www.youtube.com/watch?v=zdZLWNbtGk8&feature=related ).
Reconocimos el tema romántico: recordamos a Poe y "El cuervo" y sugerimos (o mejor dicho, dijimos que era parte del programa y de la bibliografía obligatoria) leer ese poema de Poe y su artículo "Filosofía de la composición".

Aquí Vincent Price recita el poema subtitulado: http://www.youtube.com/watch?v=XXSbafnPsiU
Otro recitado: http://www.youtube.com/watch?v=sXU3RfB7308&feature=related
y Homero Simpson también lo recuerda:http://www.youtube.com/watch?v=VI2WfwRBOmE&feature=related
En cuanto a la "Filosofía de la composición": una referencia en Wikipedia que remite a varias ediciones, una en especial al cuidado de Julio Cortázar: http://es.wikipedia.org/wiki/Filosof%C3%ADa_de_la_composici%C3%B3n
Allí mismo encontrarán un enlace al texto completo en inglés y en español.

Aquí una reminiscencia local para los que aman el tango,para que vean que el tema romántico siempre sigue vigente: http://www.youtube.com/watch?v=3rV48u-3f1A

En este blog, el escritor, médico y psicoanalista Carlos Chernov alude a ese ensayo de Poe en un texto en el cual explica su propio cuento "La composición del relato" de su libro Amores Brutales.

Leímos y analizamos el poema de Becquer y después leímos y analizamos un par de cuentos de Cortázar.

Terminamos de leer "La noche boca arriba" sugerido por alguien a quien el cuento le había provocado zozobra.

lunes, 21 de marzo de 2011

Programa de teoría y crítica literaria II para 2011



(En memoria del artista Eduardo Santellán)


Presentamos a continuación la propuesta para el año 2011.

Esperamos sus comentarios para agregar aspectos que puedan interesar a quienes deseen cursar el próximo año:


TEORÍA Y CRÍTICA LITERARIA II AÑO 2011

PROGRAMA


FUNDAMENTACIÓN
Creo que el trabajo con colegas que implica una cátedra en una licenciatura debe superponer y confundir los momentos de la asimilación y la exposición. Ya hemos dicho, en la fundamentación de la Teoría y Crítica Literaria del segundo año, que no es la solución de los problemas lo que se persigue sino más bien su formulación. Compartir un espacio de reflexión y discusión en el cual puedan plantearse problemas relativos al objeto de estudio. Para el año 2011, presentamos una selección de textos que brinden un panorama de algunas de las teorías literarias más importantes del siglo XX que conforman las líneas maestras de la teoría y la crítica contemporáneas. Los criterios prevalentes para la conformación del programa fueron la representatividad de los autores seleccionados y el interés intrínseco de los aportes metodológicos o conceptuales. Hemos dado mayor peso al Formalismo, el Estructuralismo y la Semiótica a causa del predominio de estas teorías en el siglo pasado tanto en sus formulaciones como en las derivaciones que produjeron pues no existen teorías contemporáneas solventes que no supongan las bases de la lingüística Saussureana y el formalismo ruso.

OBJETIVOS

Plantearse preguntas alrededor del fenómeno que llamamos literatura.
Presentar las líneas directrices del pensamiento teórico del siglo pasado y algunas de las principales tendencias y escuelas críticas que derivaron de aquellas.
Establecer problemáticas que surjan a partir de la reflexión y discusión sobre la formación, transmisión y circulación de textos literarios.
Reflexionar acerca de las formas de la literatura y sus principales problemáticas en las teorías del siglo XX.
Debatir acerca de cómo se imbrican las distintas corrientes de estudios literarios.
Realizar ejercicios de análisis del discurso literario.
Elaborar textos teóricos y críticos.
.
CONTENIDOS

Discusión y planteo de problemas generales: objeto de estudio, disciplinas que lo abordan, puntos de vista, teorías.
Lectura, análisis y discusión de estudios teóricos y críticos que representan las principales corrientes del siglo XX.
El método formal. El análisis estructural. El dialogismo. El problema poético. La estilística. Postestructuralismo y deconstrucción. La crítica marxista. Los aportes del psicoanálisis. Los arquetipos. El ensayo literario.